sábado, 25 de septiembre de 2010

EN RESUMEN

....... en síntesis
.......................................... . en buen romance:
Muchos los problemas
Una la solución:
 
Economía Mapuche de Subsistencia.


                                        (Nicanor Parra) .


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Post Data :


*Ka feipituan — Volveré.

 
Volveré a decir que estoy vivo
que estoy cantando
cerca de una vertiente
¡Vertiente de sangre!
Le preguntaré al sol de dónde viene y si pasan los años repetiré
lo mismo.
Vengo de las tierras de Alepue, diré
avanzo, avanzo
quiero llegar muy lejos
más allá del umbral de las estrellas.
*Mawün — Lluvia.
Bajó como pétalos de flores
gota a gota
y cayó sobre mi cabeza
luego se escurrió
cerca de mi corazón
refrescando mis venas sedientas.
*Llegün — Creación.
La pampa recogió mis huesos
y los recorrió uno a uno
luego amasó mi espíritu
meciéndolo entre sus brazos.
La pampa me pidió que cantara
la poesía del infinito
luego me dijo que fuera
hasta el gran fuego de las
estrellas.
Me dijo que allí despertaría. 


(Leonel Lienlaf )

viernes, 24 de septiembre de 2010

Te miro Mapuche

Te miro, mapuche, desde estos dos siglos odiosos, con  la ciudad mordiéndome los pies, y los ojos en el recuerdo de gente antigua: mi familia que está al sur de este Santiago  tan grandísimamente grande. Me miro junto a ti en el espejo. Te miro y me veo en tus ojos chinescos. Te miro y nos miro, y recuerdo que te temo, mapuche, porque me enseñaron a temerte y despreciarte, porque eres indio, porque eres mapuche y yo qué? Yo soy huinca?............ Habrá espacio para mi en tu país soñado?  Escucho tu grito mapuche que viene desde lejos, más allá de las vitrinas, en el susurro que atraviesa el ruido del metro, en las pisadas de un panfleto tirado en la calle, en los fantasmas que habitan las postales. Te veo y en el fondo de tu mirada, como emergiendo de un agua turbulenta,  aparece un niño que lleva sobre sí un dolor que reconozco, porque también es mío ….Cierro los ojos y evoco el hambre para escuchar tu grito en mi interior. Desde el otro lado del océano gentes blancas y rubias son tu voz, dicen tu nombre. Tus nombres. Mi nombre.


                                                                ( Alejandra Montecinos )

Juana Calfunao Paillalef


Elevamos la voz por encima de la lluvia,
En defensa de Juana Calfunao Paillalef.

Venimos al núcleo de truenos y relámpagos,
Con el nombre de Juana Calfunao Paillalef.

Por los bordes filudos de las hojas selváticas,
Izamos la ternura de Juana Calfunao Paillalef.

Por la claridad cantarina de las fuentes ocultas,
Coreamos el aura de Juana Calfunao Paillalef.

Por la araucaria perenne, los coigües, los canelos,
Escribimos la aurora de Juana Calfunao Paillalef.

En los círculos nocturnos de bandurrias y lechuzas,
Encendemos la noche de Juana Calfunao Paillalef.

Por las huellas del puma fugitivo y su ágil sombra,
Estampamos el espíritu de Juana Calfunao Paillalef.

Entre las llamaradas del copihue selvático y fogoso,
Cantamos por la fuerza de Juana Calfunao Paillalef.

Por todo lo que batalla, lo que agravia y se eterniza,
La expresión que nos une es Juana Calfunao Paillalef.

10 de octubre de 2005.
                                                       

                                                    (Julio Campos Avila)

Medio mall de la cabeza

 
El chileno medio,
medio preocupado del todo y de la nada,
medio cobarde y de medias tintas
medio de izquierda y medio de derecha
no comprende al mapuche
y lo ve medio raro
y medio “reclamón”.
Ignora en su mediana inteligencia
que el mapuche estaba antes 
y el se metió al medio...
y medio leso
( aunque se cree medio pillo )
dice en los censos
que el es medio español, 
algo asi como medio europeo 
porque tuvo un abuelo  medio gallego,
catalán-frances –aleman-gringo-arabe
que en medio de una guerra
llego medio al sur 
y ahí nació la media familia..
el chileno medio 
aunque anda a medias,
cree que tiene medios
pero en el fondo es medio cobarde
! y en el abunda el medio miedo ! 
no sabe de huelgas de hambre 
ni de protestar
ni de defender las tierras,
con suerte defiende 
el medio culo 
de la media puta de su señora,
es medio simpatiquito 
con medio mundo 
y medio leso
( aunque se cree medio pillo )
Cree que el Arauco
es solo 
un outlet mall…


(Joe Cruz Táceo (Indio y maricón  )




  

POESÍA DESDE LA CÁRCEL DE TEMUKO

Poema escrito por Mauricio Waikilao, preso político mapuche, hoy en huelga de hambre.


En mi niñez el hambre era una vocecita que robaba el pan de mis compañeros de curso.
Un sentimiento que me empujaba a compartir dos de las cuatro galletitas que me daban en el colegio.
 Los perros del fundo compartieron conmigo su comida:
unos pellets con forma de huesitos que mi abuela sazonó con grasa y sal,
una exquisitez que me prohibieron divulgar, como las sopaipillas de afrecho "fritas" con agua de pozo.
Casi me convencen de que el hambre era un regalo de Dios
que había que padecer con entusiasmo para ganarse el cielo.
La conciencia me la despertó el hambre de otros.
Recibí una  orden del llanto de esa viejita saliendo del negocio del gringo con su bolsa vacía
y me enrolé en esta guerrilla del pensamiento incorregible
para alimentar las armas con frases toscas y canciones sin rima.
Quise ser cómplice de la historia,
armero de la política directa para tumbar esa hambre que casi me mata.
El hambre es una desgracia imperdonable
que ahora ocupo como un fusil en esta guerra fabricada por la ley,
sostenida por la religión.     

Quila

Tú me vas a enseñar
"mapu-dugun"
Ignacio Huechapán.

Yo quiero saber, de nuevo
lo que dices cuando estás borracho;
lo que dices, riendo;
lo que lloras diciendo...


Nos conocimos "pichichegñeiyu"
y, desde entonces,
siempre "huenuy",
siempre "kimey huenuy".


Jugábamos en las pitras
a corretear al viento
y a las escondidas con la lluvia.


Tú me enseñaste a jugar con la chueca
y a "pifilcatún".


Desde siempre nos llamábamos "peñi",
y, cada vez que el tiempo nos juntaba:
-"fta cuifi, peñi Ignacio, chumuleimi...?"


Pero yo me fui lejos
y tú te quedaste debajo de la lluvia
mientras tu ruca fumaba
interminablemente su "pitrén".


Pero voy a volver de nuevo,
y, entonces,
debajo de las mismas pitras
vamos a conversar,
y tú,
palabra a palabra
me vas a recordar el "mapu-dugun"
que los años han llenado de olvido.


 
(Pedro Alonso Retamal)

Marichiwew


Marichiwew
grito grabado en el casette de la historia
saliendo de la boca enfurecida
de mis abuelos.
Eco de voz femenina
que entregaba a los cerros
la garganta de mis abuelas.

Marichiwew
grito que se levantaba de las
tumbas pisoteadas
vuela como un pájaro libre
sobre sus antiguos dominios
y se posa en la boca de jinetes
con el torso desnudo, lanza empuñada
en las agrietadas manos que exigen
la tierra para su arado.
Marichiwew
que saludan las chuecas jubilosas
sobre la nuestra, mientras
el lucero retira la noche dando
paso a la mañana nublada donde
el sol de la libertad hace sentir
su calor.

Marichiwew
escuchan, arrugan sus rostros
los que celebran y brindan sentados
cinco siglos de pecados que ni un dios
más benévolo intentaría perdonar.

Marichiwew.
En los retoños del canelo nutriéndose
de su amarga savia para florecer
y entregar su aroma al espíritu
de los héroes que moran en la cordillera.
Oh grito de libertad, brilla en la noche de mis ojos
como los ojos del puma, como dos
pupilas ardientes en la noche oscura
para que huyan los fantasmas que
te aprisionan,
que
te encadenan.


Marichiwew.


( Ricardo Loncon )

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Pintura: Weichafe, de Arturo Huichalaf.

Procesiones

Pillán tu aliento sueño
baja aún desde los cerros
como vuelo o incendio rodando
con ritmo de kultrúng
Se queda tu corazón se va quedando
en tejidos sepultados en museos & en
finos salones wohlriechend von kristall
Oh postales for turits Araucanian y odios
adiós La fuerza y el adjetivo viven
las araucarias mueren Adiós
La procesión recién comienza
Treiles sonámbulos
Copihues desangrados
Huemules muertos
Onas voces robles
muertos muertos muertos
La última alacalufe
fotografiada en periódicos
antes de partir
Los barcos van van
y nunca vuelven
Con ellos tú Rayén
Mawida Adónde
Y has-ta-cuán-do




 
En Maputukulpakey / En el País de la Memoria, 1988.



                                                                               ( Elicura Chihuailaf )

¡MARICHI WEU!

Te hablo
con una voz manchada
como nuestra historia.
Te hablo tratando de cruzar
el mar que nos separa.
Soy un huinca
y en mis huesos se marca
el ancestral olor a muerte
provocado por españoles asesinos.
Soy un huinca
que carga con la usurpación de tus tierras
y las lágrimas de niños mapuches,
que ven desaparecer a sus padres
entre grandes ciudades
en un mundo de tristeza.
Te hablo con la sinceridad
de mis manos abiertas.
En mi condición híbrida,
zapatea en mis venas
tu sangre rabiosa
y golpea a este corazón Mapuche
una cascada libertaria,
que seguirá tus huellas sureñas
a donde vayas.
Déjame besar
tus humeantes mejillas
y luchar contigo.

¡MARICHI WEU!


(Ingrid Yametti) 

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Poema Marrichi WEU de Ingrid Yametti musicalizado por la banda Punk Riko malatesta y tocado en vivo en el galpón Victor Jara:




DE TU SIEMBRA EN MIS SURCOS


 Ojalá fuese una puesta de sol
esta palabra alimentada de silencio.
Si pudiera ser la música del kultrun
si fuera mi último adiós
el sosiego de la tumba.

Si este verbo fuera alimento
que energizara mi Apocalipsis.

Si es el cóndor en las planicies de mi tierra
Si está en la semilla ancestral

Entonces la diré en las veredas,
en las tiendas, en las piezas.
Tímida e ignorante, con atrevimiento,
afirmaré que la he escuchado.

Que lo sepa la gente joven.
La comentaré con el puelche
La compartiré con el chucao.
Cruzaré los umbrales del Olimpo
Americano y te dejaré adivinar mi niño
que hoy la he descubierto
en mis raíces.


( Lidia Mansilla Valenzuela )

Mi último cuerpo

La señal es violenta e inusual
ha quedado en la precisión del instante
en la estética del sueño
y en la frecuente tortura
El cuerpo no escribe nada
acerca del suicidio del lenguaje
tampoco ha pedido habitarse pulcro
Dar vuelta la página será complicado
como la resistencia
que vuelve a jugar con la muerte

Cuando nadie resiste esta queja
observan como si supieran
dónde y cuándo comienza
a gotear la sangre

A veces creo que no entienden
que este arte sonámbulo
gira cuando el cuerpo
se acomoda al revés

Los antepasados saludan distraídos
y los descendientes ignoran
porqué el hilo del eje se adhiere
e intenta despertarnos


Aquí estoy, agónica, afásica, sin suspiro
imaginando la travesía
y en esa mirada salvaje
que volteó bruscamente la historia

La palabra es una modulación recurrente e inútil

La ley del hombre es y será
siempre una mano torcida
hasta que dejemos de llorar
miedo, sangre

La muerte renunció esta noche
No quiere dejar que la piel desnude su historia.


(Ana Montrosis )


Los gansos dicen adiós

 

(A mi abuelo Adolfo Huinao)

En los ojos de mi abuelo Williche
navegaba el miedo.
Tan solo al morir
apagó ese brillo tímido.
Lo que la naturaleza no pudo
apagar en mi memoria
el color de archipiélago
agarrado en su rostro.
Abuelo, para serte fiel
no recuerdo el día exacto.
Sólo veo a los gansos
abriendo y cerrando
sus alas por la pampa.
Mi corto andar abuelo
no entendió
el origen de tus palabras.
Anciano como eras
me alzaste del suelo
y de tu boca nació la muerte
desembarcando en tu playa.
Tu padre y tu hermano
remaron al sacrificio.
Mientras su madre y mi abuelo
alcanzaron la orilla del hambre.
No hubo eco en la montaña
fueron tan calladas tus palabras.
Pero mi niñez asustada
se acurrucó al alero de sus años.
Abracé la pena de tus ojos
y juntos miramos la pampa:
Una isla con sus gansos
en los ojos de mi abuelo se quedó
en la última mirada.
Abuelo, hoy sé
nunca fuiste Williche
tu origen *Chono o Kawaska
no subió al bote
el día que robaron tu tierra
y tu raíz.
Ahora entiendo
la pena de tus ojos.
De tu origen navegando
en el gran cementerio
del Pacífico Sur.

* Pueblos del extremo sur, vivían en canoas por los canales.

Adios pi chi pu kanzu (Mapudungun)

Ta ñi laku Adolfo Huinao
Ta ñi williche nge meu
tangkituyawi chi llükan.
Lalu müten ula
ñami feichi llükalen.
Chi mapu ñi pepi
ñamumelnoeteo
chi ad fütake wapi
tuukülen ñi ange meu.
Laku, ñi rüfngeael
kimlan chem antüngefel.
Re penien chi pu kansu
nülan ka trapumün
ni müpü lelfün meu.
Ñi pichintu trekan
laku kimlai
cheu ñi tuwün ñi dungun.
Füchachefel eimi
witrañpürami püllü meu
ka ta mi wün meu tripai chi lan
konpumeken ta mi ina lafken.
Ta mi chau ka mi peñi
tangkituingu kutrankawün.
Petu mi ñuke ka ñi laku
witrañpürami inaltu meu chi ngüñün
Ngelai aukiñ mawida meu
rume ngüfi ta mi dungun.
Welu ñi pichikafel llükalei
makulluwün mi pu tripantu meu.
Pangkon chi weñangkün mi nge meu
ka mür leliyu chi lelfün
Laku, fachiantü kimün
turpu mi willichengenofel
ta mi tuwün Chono kam Kawaskar
püralai chi tangki
feichi antü mi weñeñmangen
mi mapu ka ta mi folil.
Feula kimün
chi weñangkün mi nge meu.
Mi tuwün tangkituyawi
chi füta eltun meu
chi willi füta lafken meu.


(Graciela Huinao)

Es mi palabra


Mis palabras son simples,
no llevan serpentinas.


Mis poemas son réplicas de un pueblo valiente,
mi palabra es camino pedregoso.


Yo canto el dolor de los árboles cortados.


Mi canto florece como foye,
es agua que fluye del Lafkenche.


Mi palabra es sol, es lluvia, tormenta
es sendero de invierno.
Es tierra… simplemente.


Mi palabra es surco,
es semilla que se para en el cemento,
es trueno que hiere al racista,
es lágrima que se une al Bío-Bío.


Yo hablo de la lucha,
de la fuerza,
de la rabia retenida,
de la paciencia colmada.


Me duelen los golpes que en Lumaco
azotan el rostro de mis hermanos.
Es mi sangre la que brota.
En Traiguén los abuelos bosques,
han sido reemplazados por pinos y eucaliptus,
que secan el agua, enferman la tierra.


En Lleu-Lleu los espacios a recuperar,
los azota la furia policial.



( Eliana Pulquillanca )


Canto x

a Aucán Wilkamán
y en alguno de mis viajes, de este exilio perpetuo, los paisajes mapuche, el otro tiempo mapuche –la hospitalidad: ¡mai mai peñi!
tantas cosas, rostros y otras huellas para volver a ver, para volver a ver, para ver la vuelta del volver a ver (los newenes del aire, del agua o del trueno, por ejemplo, transformándolo todo en los cerros y los ríos y los bosques, y transmitiendo el secreto de las fuerzas naturales),
y en que el aukin wallmapu ngulam nos asigna nuestros guías carmen pichicona, nibaldo traipe, guido waiquil, gabriela antilao, manuel santander, pablo wentelao (puelches, pewenches, williches, wanteches, lafkenches, nagches y tantos otros),

TODOS ELLOS MÁS VERDADEROS QUE NADIE

y volvemos a ver los paisajes que alguna vez conocimos en sueños: los caminos llenos de copihues (copíu o lapageria rosae), murtillas (myrtus ugni), araucarias (araucaria araucana), rosas mosqueta (muscuma rosae), zarzamoras (rubus tormentosus),
paisajes en que el verde y el blanco se conjugan con el ocre y el siena, pero también en que los solitarios árboles rinden testimonio ante tanta injusticia,
junto a las huellas de hoy y de mañana, sobre las que, a lo lejos, pasa un viejo lonko encorvado sobre un palo de boldo(peumus boldus) y el machi victor kamimillán enseña que “se puede ser como el viento, nunca más que él”
y las nubes dibujan una historia que muy pocos recuerdan (porque hasta 1900 no había división ni disputas entre hermanos, pero ahora hay reducciones que están rodeadas de colonos, corridas de cercos, compras fraudulentas, abogados y jueces winkas),
y creemos escuchar el llamado de los cuernos y de las trutrucas en medio de una suave y equívoca nostalgia:
¡MARRICHIWEU!
¡MARRICHIWEU!                                                        ¡MARRICHIWEU!

pero ya nada parece quedar de esa complicidad con la naturaleza que no sea el apagado grito de un pueblo disgregado, porque los jóvenes se han ido
y nosotros –dicen los viejos– somos apenas un montón de huesos que no tienen ni siquiera donde echarse como antaño el agua, el trueno o la vida misma
(mientras los usurpadores continúan corriendo los cercos de la vergüenza, inundando las tierras con los tranques de la mentira, pisoteando los lugares sagrados),
y el rumor de la lluvia sobre la solitaria ruca en la que estamos y el grito de los queltehues en medio del olor del pan recién hecho,
(mientras las fuerzas policiales atacan y detienen a mansalva, mandados por los ministros y los subsecretarios y los gobernadores que gobiernan a la usanza de los ciegos de brueghel),
y las voces de los peñis de hoy con los de siempre, envueltos en el ir y venir de tanta vida tratada de negar
(mientras las “leyes indígenas” no sirven para nada cuando se trata de empresarios y latifundistas con sus intendentes y sus jueces y sus policías y obispos y tinterillos),
y mientras el gusto del mate lleva una amargura que sin embargo no se detiene en la huella de unas cuantas bocas, ni de unas cuantas manos,
como tampoco en la rapidez del palín o en la imagen de unos cuantos peñis despidiéndose detrás de la lluvia (“si soy más que mi hermano, necesariamente lo subordino” –me dicen con el rostro del malhumorado)
el rostro de mis hermanos ofrenda lo que siempre se olvida:

el rumor,
el olor
y el gusto

de una vida cómplice de la diversidad

corolario:
el cuerpo de los yaganes en el cielo estrellado,

(mejor el príncipe kropotkin que el triste simio de darwin),
 el canto de los zelk’nam en los archipiélagos australes
 y el ruido de los glaciares en el eco de tu corazón.

( Cristián Vila Riquelme)
Omnis Novum Subsole (el agua del paraíso); Lom Ediciones, 2005

Poema

Tras esta nube

 que el invierno me ha heredado,

unos ojos grandes vigilan mi mano Izquierda

para que no se levante en temporal

en granizada trutruca

lluvia ancestral de amaneceres.


en este lugar propio de la tarde

el Indio planea emboscadas de estrellas

tormentas de trigales,danzas y tropelias

hasta el atardecer

cuando el taita huenteyao

tome el sol entre sus brazos

y descansen juntos y libres...

Marichiweu...

 

( Wilson González Vidal )

 

Mi indio amado


¿Seré en verdad tu luciérnaga fosforescente?
¿El dulce resquicio de tu rutina o el
hilo del que pende tu eternidad?
!Oh! mi príncipe de relatos,
tu presencia la palpo cada fin de jornada
llegas solo, guardando experiencias
en ese humilde morral
que sostienen tus hombros.

Un tesoro llevas contigo
a donde tu eternidad te exige.
Miras por el espacio de una puerta envejecida
y ves de lejos lo que soy.

Escucho tu voz de poeta
en el chirotear
de todas esas bocas en movimiento.
Tu mirada felina traspasa
al final de mis sentimientos
y mis carnes tiernas sirven de alimento
a tus sedientos abriles,
desean arrancarme la boca
inocularme tu raíz de provincia.

Ser India como tú Indio
de las alturas
de las montañas,
de cerros rojos
de tus 44 besos aventados
al viento de tus 15,
de volver a tu casita y tus querencias
que bajo el fuego se calientan
tomando un emoliente casero.

Seguro, con tu manto me abrigas
para que no huya a la ciudad
y me enredo en tus cabellos negros
largos y tranquilos, donde el sol
es generoso al darle su brillo.

Revuelvo con mis manos
esa mecha encendida
y en tus harapos tejidos
de atardecer en mis ojos,
se condense el calor de la tarde
sonrojando tus mejillas.
Sombra perfecta
detrás, una bola de fuego.

Me llamas estrella,
y la estrella eres tú
todo un cometa.

Mi provinciano.
Mi indio pensante
Mi indio amado
Mi indio que no entiende la soberbia
Mi indio de soledad, de silencio.
Mi indio no desborda su boca
como algo fluvial.
Mi indio duro cuando quiere
amante cuando ama
Mi indio retoño de primavera
Mi indio atardecer de verano
Mi indio, cuento tus pétalos al borde
de mis dedos
Mi indio de miel y tanta.


                                             (Silvia Vidalón )


    
                                            http://www.silviavidalon.com
                                              
                                            
                                            

Hijo de mi raza

Hijo mío, nunca te averguences de tu cuna amerindia
Ella recogió para ti el baile sideral de los cometas y
las lunas engarzadas en el manto originario de la noche
dejándolos entretejidos al borde de todas las selvas
Estrenó su canto cuando tu oído se abrió a la mañana
y del fondo de la tierra se elevaron los gigantes de arena.
Tus pies descalzos abrieron camino a los dioses
que se durmieron bajo la rosa azul del firmamento
olvidando que la sangre derramada pintó las rocas
con que siglos después otros hicieron sus coronas
El color de tu piel lo quiere en su diadema la luna
para destilarla nieve y despertar las venas del desierto
una gota cristalina en los resecos pechos de la pampa
donde beban los hombres y se alimenten las alpacas
Te acunó en sus brazos el frío hálito cordillerano
llevándote en un viaje sin horizontes por las rutas
que antaño trazaran para ti los alados señores de Los Andes
Nunca hijo mío tengas miedo de tu historia y tus raíces
Maderos nobles empotrados en los cimientos de la tierra
Sangre primigenia que se hizo pueblo de nieve, mar y cobre
Monolito esculpido por los vientos oceánicos.
No te culpes por los pecados de otras razas, vive en tí
deja para otros las culpas de los siglos y levanta tu pie
ensangrentado para lavarlo en las dulces aguas de los ríos
Hijo mío, se prendió en tu voz la trompeta victoriosa
que Lautaro hiciera sonar en los albores de tu patria
Se anidó en tu pecho la acerada espada de Carrera
En tu frente brilla la estrella solitaria que desprendiera
del océano austarl el triste Húsar de la Muerte
Eres greda y carbón en el centro
En los valles verdes trigales dormidos
Una roca triturada bajo el sediento sol pampino
Un ocaso de cobre destellándo en los cielos del norte
Eres en el sur el bramido de un mar sin fronteras
Un trozo de hielo desgajado en la Antártida
Un sueño-esperanza en los fiordos y montañas
que vendrá prendido a volantines en Septiembre
Eres hombre-niño, hombre-anciano, hombre-pan
semilla, flor del útero bermejo en los copihues
canto araucano flotando en los velos de las lluvias.



( Alicia Pereda Saavedra )