viernes, 24 de septiembre de 2010

POESÍA DESDE LA CÁRCEL DE TEMUKO

Poema escrito por Mauricio Waikilao, preso político mapuche, hoy en huelga de hambre.


En mi niñez el hambre era una vocecita que robaba el pan de mis compañeros de curso.
Un sentimiento que me empujaba a compartir dos de las cuatro galletitas que me daban en el colegio.
 Los perros del fundo compartieron conmigo su comida:
unos pellets con forma de huesitos que mi abuela sazonó con grasa y sal,
una exquisitez que me prohibieron divulgar, como las sopaipillas de afrecho "fritas" con agua de pozo.
Casi me convencen de que el hambre era un regalo de Dios
que había que padecer con entusiasmo para ganarse el cielo.
La conciencia me la despertó el hambre de otros.
Recibí una  orden del llanto de esa viejita saliendo del negocio del gringo con su bolsa vacía
y me enrolé en esta guerrilla del pensamiento incorregible
para alimentar las armas con frases toscas y canciones sin rima.
Quise ser cómplice de la historia,
armero de la política directa para tumbar esa hambre que casi me mata.
El hambre es una desgracia imperdonable
que ahora ocupo como un fusil en esta guerra fabricada por la ley,
sostenida por la religión.     

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